Carlos, estoy en la casa de mi amigo. Pero, ¡qué día difícil! Tomé un taxi entre al aeropuerto y el hotel. "¡Tenga cuidado!", me dijo el chofer. "¡Esta parte de la ciudad es peligrosa!" Fue evidente para mí. Yo oía que la ciudad tiene partes malas, y esa parte pareció así. Los edificios tenían barrotes sobre sus ventanas, hubo gente sospechosa en la calle, y todas las puertas estaban cerrada con llave. "¡Vaya con diós!" Él se fue.